miércoles, 12 de agosto de 2015

LaguNotas Mentales: Felicidad... Loading.

Se convierte en un asunto de rutina, despertar y echarle un ojo a las noticias frescas acompañado de café, o de cerveza según sea el caso. Hay veces que uno se queda enclutchado en la noche anterior y ya ni modo. A mi parecer la naturaleza de la noticia radica en la novedad, en lo inesperado, lo irregular… lo insólito, lo digno de ser contado. Tristemente la mayoría de los encabezados que veo diariamente caen en un espiral repetitivo que desgasta su poder de impacto, pues al leerlo se recurre al inevitable “naaah ¿neta?”.
Por ejemplo, en el periódico de esta mañana, por citar algunos, encontré estos: “Con violencia termina marcha de normalistas”, “Mafioso brasileño lleva 30 años prófugo encubierto por el gobierno”, “El TRI funciona a medias, no convence a la afición”. Y así puedo citar muchos más. Si le diéramos copy/paste a cualquiera de estos encabezados y los insertamos en el periódico de mañana, de pasado mañana o en las páginas de un diario del 2017 no desentonarían para nada.
Aún así a toda regla hay una excepción. Siempre hay una noticia que rompe con la rigidez de los encabezados repetitivos y obvios. Esta vez la nota que captó mi atención fue: “Se celebra el Día Internacional de la Felicidad”. Y bueno, por partes. En primer lugar me sorprende que ya existe día internacional de absolutamente todo (hace un par de semanas me enteré que ya existe también el día internacional del perro sin raza). En segundo lugar, más que el encabezado, me sorprendieron los datos que la nota presentaba, basados en la encuesta que el INEGI realizó a los mexicanos acerca de la felicidad.
Según los resultados que esta encuesta arrojó tan solo el 47% de hombres y 56% de mujeres en nuestro país manifestó vivir feliz, aunque aceptó sentir frustración de manera cotidiana al saber que las cosas no están del todo bien (“Pssss es que más bien te acostumbras y así le das ¿no?” decía uno de los encuestados). Las personas separadas son las que presentan el mayor porcentaje de no felicidad, con 7%, respecto a las demás situaciones conyugales.

Otros de los datos que reveló la encuesta fue que a mayor nivel educativo mayor es la infelicidad del mexicano. Una vez más la frustración se hace presente. Las expectativas laborales de los mexicanos que terminan un nivel de educación superior son muy altas, al toparse con la realidad y el desempleo la frustración hace de las suyas nuevamente. Irónicamente la clase baja es la que vive, aparentemente, más feliz cobijados en el eterno discurso de “Donde come uno comen dos, ya Dios proveerá”.
La encuesta reveló también que una de las causas de no felicidad en los mexicanos es el exceso de tiempo libre, pues es aquí donde hay oportunidad de analizar las vidas de los demás y compararla con la propia. Si, frustración una vez más. Con toda esta información, y abusando del espacio que Kriptón me da para esta columna, rescaté una vieja publicación de mi blog, la cual considero que encaja como anillo al dedo ante una sociedad llena de cangrejos frustrados y malaleche. Dice así:

 10 PRÁCTICOS CONSEJOS PARA CONVERTIRTE EN UN MEXA MALAHIERBA Y FRUSTRADO.

1.-Memoriza por lo menos 5 pretextos creíbles para justificar tus errores y haz creer a los demás que tú nunca te equivocas.
2.-Descalifica cualquier trabajo, comentario o idea que no sea tuya. No importa lo brillante que sea la propuesta, si no viene de ti mándala al diablo.
3.- Muestra siempre una cara amable a tus semejantes, ya habrá oportunidad para hablar mal de ellos a sus espaldas.
4.- Aprende a detectar a las personas que puedan convertirse en un obstáculo para ti, haz amistad con ellos, enséñales a hacer mal las cosas y deja que te acompañen en tu mediocridad por el resto de sus vidas.
5.- Pídele opiniones a los demás con la única finalidad de ignorarlas. Así quedará claro quién es el que manda. No importa que sus ideas sean mejores que las tuyas, ignóralas a toda costa. Recuerda, TÚ NUNCA TE EQUIVOCAS.
6.- Cuando pasen los años y te des cuenta de que no has logrado nada en la vida echa raíces en donde te encuentras y haz todo lo posible por retener a todos los que te rodean junto a ti, así compartirán el fracaso.
7.- Cuando veas cualquier especie de talento en una persona dile que lo que hace está mal y proponle hacer las cosas a tu manera. Así acabarás con sus posibilidades de éxito.
8.- Utiliza por lo menos el 60% de tu tiempo en estar enterado acerca de la vida de los demás, así sabrás inmediatamente si a alguien ,que no seas tú, se le ocurre empezar a triunfar y podrás actuar a tiempo para detenerlo. Facebook es una herramienta muy útil para lograrlo.
9.- Cuando algún pasado de listo te pregunte por qué eres un perfecto pelele justifícate diciendo que estás esperando tu golpe de suerte.
10.- Haz todo lo anterior inconscientemente para evitar cualquier tipo de cruda moral o remordimiento por lo mierda que eres.
La ONU ha rankeado a México en el lugar número 26 del mundo en cuanto a felicidad. Algunos países como Canadá, Australia e incluso Cuba han escalado para posicionarse en lugares más decorosos, mientras que México está anclado en esta zona de la clasificación y coquetea anualmente entre el número 26 y 29.
La frustración hace de nuestro día a día una carnicería, todos contra todos. Mentalidad cangrejo, cáncer que nos corroe y nos encamina a terminar arrancándole las greñas al prójimo. Por eso y muchas cosas más me considero fan irremediable de Erich Fromm, pues al decir que el éxito es igual de desastroso que el fracaso (¡en México ni se diga!) tenía la boca llena de razón.

LaguNotas Mentales: Daniel Tristán Q.E.P.D. (Que en pants descanse)

Rompí todos los espejos porque los espejos tiran netas y, la neta, a mi mejor que me mientan. Dicen que si miras fijamente al abismo llega un punto de quiebre en el que el abismo te mira de regreso. Así pasa con los espejos, son abismos que cuando los miras fijamente te hipnotizan, te arrancan la piel de la cara y te la escupen de regreso al cráneo después de decirte todas tus verdades. No evito mi reflejo por miedo a envejecer/morir, lo evito sencillamente porque el que busca encuentra. Eso te sacas por andar preguntando… ask me no questions and I will tell you no lies. Rompí todos mis espejos porque los espejos tiran netas y, la neta, a mi mejor que me mientan y me mientan y me mientan.
Daría lo que fuera por volverme inmune a las verdades, porque cuando las verdades permanecen encajonadas nunca hacen daño. Como los Ozzys, los Jaggers y todo aquél Peter Pan del rock and roll que ya está muerto hace un chingo de tiempo pero nadie les ha avisado y entonces tienen licencia para seguir rondando en el mundo de los vivos bien quitados de la pena. Pero yo ya estoy bien frío. Cabrón… ¿por qué se me escurrió la vida entre los dedos?
 
Hey you with you ear against the wall
Waiting for someone to call out
Would you touch me?


Se me acabó la vida tantas veces cuando usurpé el dolor ajeno y me metí a Tangassi a tomar café gratis mientras le daba el pésame al familiar más devastado que encontré, valiéndome madre la muerte del ex vivo (¿?) que nunca conocí. Se me fue el alma, pero nadie me avisó. Comencé a morir el día que desperté frikeadísimo en el Ibis de Aguascalientes porque estaba temblando y en todo el sexto piso parecía que el edificio se caía a pedazos. Y ella, con su voz suavecita de las mañanas, me dijo “quenocierto, queduermeteotravez”. Morí aplastado entre las columnas de concreto y los muebles de hotel, pero nadie me avisó.
Y ahí estoy moribundo a los siete años cuando los mochos del Opus Dei en el Real me obligaron a hacer la primera comunión y a mi se me ocurrió decirles que “órale va, pero es la primera y la última”. Se me empuercó el alma, se me llenó como de chapopote. Estiré la pata pero como a esa edad casi nadie se muere yo seguí.

Hey Joe, I heard you shot your mamma down.
You shot her down now
Hey Joe, I heard you shot your lady down
You shot her down in the ground.


Comencé a morir la vez que en la malafiesta llegué al Rockabilly terco con acercarme a acercar a saludar al DJ (porque güey, es mi amigo desde el kinder… ¡te lo juro!) y terminé jalándole todos sus cables para dejar al bar entero sin música y dizque sordeado mejor me fui al baño a la voz de “¡pendejo, pendejo!”. Y me llené de gusanos bajo tierra cuando comprobé por mi mismo que no era mito urbano eso de que los enanos de Blancanieves simbolizan los siete síntomas de la abstinencia de cois y así entre la dormilona, los estornudos y mi cara de gruñón me les fui sin avisar.
Se me pudrió la carne y acabé hecho puros huesos cuando a mis papás se les ocurrió sincronizar sus calenturas para hacer que naciera con la marca de la generación X raspada en la frente. Esa generación que decidió tomar como estandartes a Tom Green, Johnny Knoxville, Andy Milonakis y todos aquellos que lograron una fortuna navegando en las aguas del absurdo y el sin sentido.
 
And anytime you feel the pain, hey Jude, refrain.
Don’t carry the world upon your shoulders
For well you know that it’s a fool who plays it cool…


Y entonces ya no me quedó de otra más que caminar por todos lados arrastrando los pies, con la pesadumbre de quien se sabe muerto pero se lo sigue negando. Un zombie con el cerebro seco y las entrañas hechas polvo. No sé ni dónde esconderme si mi papá portó orgulloso el “Hey You” de Floyd, mi abuelo el “Hey Joe” de Hendrix, y el “Hey Jude” de Beatles. Y yo con qué cara me puedo atrever a reproducirme si en algún momento tendré que explicarles a mis hijos que a mi y a los que vienen conmigo quien nos define es “Hey………………………. Ar… ar…Arnold!” (¿?)


Together
             we
                   stand
                             divided
                                         we
                                                 fall…….
                                                               . . . . .
                                                                          . . . .
 
                                                                                       .   .   .  
 
                                                                                                 .     .    
 
                                                                                                             .

LaguNotas Mentales: No todos los artistas famosos, ni todos los famosos son artistas.


¿Quién sabe realmente qué es el arte? ¿En qué radica la importancia de una obra artística? ¿Quién demonios le metió la cabeza a la gente de este país que el arte es exclusivo de las clases con solvencia económica?  Imposible lanzar al aire respuestas a estas preguntas con las cuáles todos quedemos satisfechos y de acuerdo.
Abrir el debate sobre qué es para cada uno de nosotros el arte sería desatar un huracán de opiniones, (algunas interesantes, otras no tanto) que nos tomaría todo el tiempo del mundo y, seguramente, al final, si es que en algún momento terminamos, estaríamos igual o más confundidos.
Naturalmente existen algunas definiciones en común sobre qué es el arte. Algunos dirán que es la expresión de ideas, sentimientos, emociones. Otros pondrán sobre la mesa el concepto de la estética y la belleza. Y entonces empoderados con alcance de las redes sociales desatamos una cacería de brujas despotricando contra todo. Están ahí los que creen que todo el jazz es bueno y todo el pop es malo, por ejemplo. O los jalados de los pelos que graffittean su apodo en las paredes y se cuelgan el milagrito del arte urbano.
Yo encuentro placer en todo lo que en cualquier momento puede desaparecer o terminar. La música arranca y se encarrila, sin que nadie la detenga, a un inevitable final y más me vale disfrutarla mientras dure. Lo mismo pasa con una pintura, el temor de que sea robada, o que al colgarla en mi pared una filtración de humedad acabe con ella me hace apreciarla y valorarla. Yo devoro todo lo que sea placentero y fugaz. No me importa si es arte o no, me importa que hoy está ahí, mañana quién sabe.
Por favor abramos los ojos y nos demos cuenta de que estamos en un malentendido total. Que de una vez por todas entendamos que el problema no está en ser o no ser artista, el problema está en no asumirnos como lo que verdaderamente somos, el error está en la falta de honestidad. No hay nada de malo en ser una máquina de hits musicales que pasarán al olvido, ni hay nada de malo en ser un simple atractivo visual con senos de silicón que llena palenques. Lo malo está en no ser honestos y colgarnos medallas que simplemente no nos pertenecen.
Nadie tiene la verdad absoluta de nada, son ángulos desde los que cada quién ve las cosas y nada más. No soy nadie para pretender encontrar el hilo negro de nada, simplemente aprovecho  el espacio de la cuartilla y media que Kriptón me regala para manifestar un punto de vista personal. Podré no saber qué demonios es el arte, pero de una cosa si estoy seguro: Sé perfectamente qué NO es el arte y no tengo ningún empacho en sentarme a disfrutar una película de terror de Hollywood. Mientras tanto seguiremos jalándonos las greñas eternamente por una simple y sencilla razón, no hemos entendido la diferencia entre ARTE y simple ENTRETENIMIENTO.
 

domingo, 7 de junio de 2015

LaguNotas Mentales: Odio los timbres de los télefonos y tengo una teoría

No están para saberlo, ni mucho menos yo para contarlo (porque hasta pena me da), pero pasé mis años de estudiante en escuelas religiosas. Mi inocente cerebro sometido a agresivos y despiadados coco wash a cargo de los malvados peces gordos del Opus Dei y así. Que quién hizo esto y lo otro, quién es el papá de todo el universo, quién es el principio y el fin: la respuesta invariable à DIOS, DIOS, DIOS.
Recuerdo haber leído “El Mono Desnudo” de Desmond Morris un par de veces seguidas en la primaria. La primera por necesidad, no había nada más a la mano. La segunda por verdadero interés. De ahí se volvió una costumbre meterme en problemas por cuestionar cosas que los sacerdotes no podían responder.
Mis visitas con el psicólogo de la escuela se volvieron cotidianas por andar preguntando que si el hombre venía del mono, Dios hizo a los primeros hombres a su imagen y semejanza entonces Adán y Eva eran changos… y por consiguiente Dios también. A final de cuentas no era culpa mía, sino suya por andarme dejando a la mano los libros de ciencias naturales y la Biblia juntitos y no asumir las consecuencias de su descuido.
Así como la jirafa se hizo de ese alargado cuello después de miles de millones de años de intentar alcanzar el alimento de los árboles, igual el hombre hizo lo suyo para pasar de mono jorobado a ente erguido. Así funciona la evolución y adaptación de las especies. Pero con todo el despapaye Morrisiano/Darwiniano de los changos y el humano no pude evitar analizar a las personas todo el tiempo, aún lo hago.
Y entonces pienso que probablemente llegamos al tope de la evolución y a partir de ahora empezamos el vertiginoso regreso de caminar en dos extremidades a ser de nuevo animales de espalda curva. Para pensar esto hay una poderosa razón: el teléfono celular.
Irónicamente con el paso de los años este aparatejo se ha convertido en todo menos en eso, un teléfono. Ya es cámara fotográfica, computadora, reproductor de música, agenda y bloc de notas. Y para lo que menos lo usamos es para llamadas. Basta con asomarse por la ventana para ver como todo el mundo camina encorvado con la mirada fija en las pantallas de sus celulares. Es altamente probable que usted, mi querido amigo lector, esté leyendo mis palabras en su celular. Y aún más probable que esté completamente jorobado mientras lo hace.
Sin duda los avances tecnológicos son de gran ayuda, pero hay que saber cuándo y cómo. La gente pasa los días enteros esclavizada a sus teléfonos móviles, horas y horas. Paradójicamente este medio de comunicación se ha convertido en el principal medio de incomunicación. Y así nos empuja violentamente a lo que en mi pequeño mundo interior de teorías que a nadie le importan he llamado “La Involución”.

LaguNotas Mentales: ¿2 beer, or not 2 beer? esa es la onda (Una güama con mi nombre)

Uno parecen dos y cuatro se ven como ocho, la vista engaña. Respiración pausada y mente nublada, se olvida lo que conviene olvidar, memoria selectiva. Amarga anestesia que, irónicamente, ayuda a matar la amargura. Pretexto para reunir a los mejores amigos y meterle unos sabrosos cachetadones a los peores enemigos. Lubricante que suaviza y hace funcionar el engranaje social, hasta al más antipático juega. Aliado infalible de la fea que al quinto trago se convierte en Miss Universo. Es la gasolina, el levantamuertos. Hay que saber medir bien las cucharadas. Mientras menos pasado de lanza más diversión y sano esparcimiento.
Si se está vertical el suelo se convierte en gelatina y obligatoriamente hay que zigzaguear. Si el estado es horizontal cama loca le llaman. El ritmo cardiaco baja de revoluciones y la lengua parece tener el doble de su tamaño y peso original… se lengua la traba. Suena el clin clin de las botellas en la hielera y el psssst del gas escapando del envase al abrirse.
Todo aquél que tenga un espumoso buche de cerveza en la boca se pronunciará a favor de ir por el siguiente six. Ya lo dijo Benjamín Franklin: “La cerveza es la prueba de que Dios existe y quiere que seamos felices”. Como amante de la espumosa bebida, ya mencionada hasta el hartazgo, aplaudo todas las genialidades que giran alrededor de ella. Las grandes campañas publicitarias de cerveza, por ejemplo (como si el sabor y su efecto no fueran publicidad suficientemente contundente). La cerveza es una joya de la humanidad, pero cuando este tipo de sublimes inventos se combinan con la creatividad surgen entonces verdaderos diamantes.
Se cumplen ya 55 años de que un ente tocado por Dios propuso lanzar al mercado una botella de cerveza tamaño familiar y de color ambar, para que el sol no alterara el producto. Corría el año de 1960 cuando la caguama invadió las tienditas de la esquina y poco a poco se fue abriendo paso a las tiendas de autoservicio. Bendito sea el Grupo Monterrey y la Cervecería Cuauhtémoc-Moctezuma, compañía que le dio el voto de confianza al caguamón de 1.2 lts que conocemos hoy en día.
Ninguna otra presentación de cerveza en el mundo retrata la democracia como lo hace la caguama, aquí todos parejos, a todos nos toca. Se rola de mano en mano con el beer-mate sin temores ni pudores. Tus babas, mis babas, a quién le importa. Mucho bla bla bla y poco glu glu glu. Salud, cheers, prost aquí y allá.
En cierta época la caguama fue considerada un producto para consumo de la clase popular, pero hoy en día se ha posicionado en el gusto de la gente sin importar su clase social. Pasa como con la tortilla, ya no respeta clase ni género, es consumida por todos los niveles de la pirámide social.
En el tunel mental, que cada vez está más telarañoso y borrosón, logro recordar grandes momentos acompañado de una caguama. Toquines, cumpleaños, ligues, etc. Nada comparado con ese primer trago que resbala coquetamente enfriando las entrañas, se dispara en el cerebro la señal de que con caguama en las venas nada puede estar mal.
Como todo lo bueno en la vida habrá detractores y prohibiciones. En las tiendas el límite de venta son las 11PM ( en algunos lugares como San Pedro en Monterrey a las 8PM ya es imposible conseguiras), en bares marcando el reloj la 1AM comenzará la sequía. Sobran los chupacabras que alegarán que los problemas de alcoholismo de los jóvenes en México son alarmantes, satanizarán la cerveza hasta el cansancio. Creo que el verdadero problema no radica en el producto en si, sino en la responsabilidad con que se consuma. Sólo como un dato, la revista Times lanzó un artículo el mes pasado donde revela que el alemán promedio consume alrededor de 260 litros de cerveza al año, mientras que el mexicano bebe entre 100 y 150 litros anuales. Alemania fue, es y seguirá siendo un país primermundista por los siglos de los siglos sin que su consumo de cerveza, a pesar de ser elevado, se lo impida.
Por eso y muchas cosas más propongo que brindemos por el 55 aniversario de la reina, de la causa y la solución de todos los problemas, de mi cougar favorita: ¡La caguama! Siempre es momento de una Duff, de una XX, una Corona, una Victoria o una Carta. Que no le digan, que no le cuenten mi estimado lector: ¡La vida es bella y vale la pena brindar por eso!

martes, 21 de abril de 2015

LaguNotas Mentales: La culpa la tiene Peña Nieto

 
 
 
El ser humano puede navegar únicamente a lo largo y ancho de tres zonas, cada una de ellas con límites perfectamente marcados que la diferencian de las demás. La primera es la patología, área en la que la persona no se da cuenta de que su entorno está enfermo, y por consiguiente él también lo está. El mundo a su alrededor puede estarse cayendo a pedazos y él no lo notará. Está acostumbrado a estar jodido (en todos los sentidos), no conoce un estado diferente a este y piensa que así es como debe ser.
El segundo espacio es la mediocridad. En esta zona, por alguna razón, la persona se percata de que las cosas no marchan tan bien, que hay algo podrido que está afectándolo pero no hace nada para remediar la situación. El mediocre sabe que hay problemas y puntos específicos qué atacar, pero no lo hace por temor a abandonar la zona de confort que otorga la mediocridad. Estas personas suelen ser una enciclopedia interminable de pretextos, siempre hay una carta bajo la manga que los libra de sus responsabilidades.
La última zona en la que el ser humano puede surcar es el éxito. Para llegar a este nivel el individuo debe haber pasado por los dos anteriores. En algún momento se percató de que estaba sumergido en la patología, al darse cuenta de esto pasó automáticamente a la mediocridad y al llegar a ese punto decidió hacer algo para remediarla. Los que toman esta decisión son los pocos.
Existe el éxito social y el éxito personal. Hay sujetos con un éxito social desbordado, pero que por dentro están destruidos, es decir, no tienen ni pizca de éxito personal. Michael Jackson, Britney Spears, y muchos otros personajes de la farándula mundial pueden servirnos como ejemplo. Personas que aparentemente tienen el mundo a sus pies pero darían lo que fuera por tener un poco de paz interior.
Desde mi muy particular punto de vista, y pasando de lo general (raza humana) a lo particular (sociedad mexicana), creo que nuestro país está atascado en la mediocridad. No somos pendejos, entendemos qué hay cosas mal. Algunas veces sabemos hasta nombre y apellido de los causantes de estos cánceres sociales. Ante esto nuestra reacción normalmente apunta hacia dos direcciones. Puede ser la indiferencia, saber que hay broncas de raíz, saber que el gobierno está lleno de ratones, saber que aquellos que tienen como enmienda cuidar a la población son los mismos que abusan de ella. A pesar de ya no tener la venda en los ojos deciden mostrarse indiferentes.
La segunda reacción común es la de aquellos que cargan la bandera de la falsa rebeldía. Saben de los problemas que corroen a la sociedad, suelen levantarse y verse cara a cara contra el sistema. El único error es que lo hacen cayendo en una gran incongruencia. Piden respeto ante sus derechos dañando el de los terceros. Salen a manifestarse bloqueando calles sin importarles a quién puedan afectar. Realizan actos vandálicos cobijados con su falsa sed de justicia.
Causa de esto puede ser el concepto erróneo que tenemos de rebeldía. Rebelde es aquél que rema contra corriente, que no acepta lo que se le ordena. Rebelde es el que es difícil de controlar porque no obedece a lo establecido. A esta definicón me permito agregar lo siguiente: Rebelde es aquél que no repite patrones, hace una introspección, detecta su patología, ataca los puntos necesarios para no estancarse en la mediocridad y alcanza el éxito .
El hijo de padre y madre alcohólicos que escuchan rock seguramente repetirá ese patrón, pues desde niño no conoce nada más que esa realidad (no es mi intención generalizar, no todos los que escuchan rock son alcohólicos, ni todos los alcohólicos escuchan rock. Simplemente pretendo aterrizar ejemplos). El niño va a crecer, empezará a escuchar rock, un buen día tomará su primer cerveza y ese será su pasaporte a un desbordado alcoholismo, igual al de sus padres. Ante la sociedad un individuo como este encajaría perfectamente en el concepto de “rebelde”. Para mi no es así. Este niño sería el más mansito, domable y lanudo de los borreguitos. No tuvo el valor para ir en contra del patrón que su familia le dictó. En todo caso, un rebelde en esta familia sería un niño nerd. Alguien que detectara la patología de sus padres y decidiera darle un giro de 360°.
Queda claro entonces que ser rebelde implica cosas y acciones muy diferentes en cada caso. Todos tenemos historias muy distintas, por lo cual para navegar con bandera de legítima rebeldía debemos llevar a cabo acciones muy variables.
Retomando el concepto particular del mexicano podemos decir que los verdaderos rebeldes son aquéllos que toman la patología mexicana (por llamarlo de alguna forma) de “Estamos jodidos, pinche gobierno” y deciden hacer algo al respecto con sus vidas para romper ese patrón de mexicano jodido y agachón.
Rebeldes mexicanos son entonces personas como Guillermo Gonzáles Camarena (Inventor de la TV a color), Luis Ernesto Miramontes (creador del primer anticonceptivo oral) y una lista interminable de compatriotas que antes de tirarse al piso y lamentarse de su situación decidieron triunfar. Todos aquellos que están justo ahora bloqueando alguna calle con una pancarta en contra de lo que sea son sólo simios que no entienden a dónde van. Repiten el patrón del ciclo de vida del mexicano (no de todos, pero desafortunadamente de la mayoría): Nace en la patología, crece en la patología, se reproduce en la mediocridad, se queja de ella hasta que envejece y entonces muere, marcando así la pauta que seguirán las generaciones venideras por años, décadas, siglos. Así que elija una de las siguientes dos frases, repítala mentalmente como si se tratara de un mantra y adóptela como su única e irremediable realidad:
  1. La culpa es de Peña Nieto.
  2. Con AMLO estaríamos mejor.

LaguNotas Mentales: Sol infame, Chaneque maldito


 
 
 
 
Si me pides que hablemos de vampiros debemos hablar entonces de todas las fuerzas ocultas de la naturaleza, desde las más profundas hasta las más poderosas. Todas unidas en una única y monstruosa forma”.
-Bram Stoker-
Los rayos ultravioleta se cuelan por las orillas de las ventanas, van tostando la piel de la gente, pintura de autos y todo lo que se cruza en su camino. Convierten el asfalto en un comal ardiente. Pareciera que los perros van brincando como chapulines mientras buscan poquita sombra para alivianarse.
Cae la primavera y así, sin decir “agua va”, el termómetro se dispara. Para este martes, miércoles y jueves una racha de 29°C. Para el viernes se pronostica una máxima de 32°C. Me armo de valor, sigo caminando. Voy mentando madres a diestra y siniestra. Embarrado de bloqueador solar de pies a cabeza. La gorra y lentes oscuros como escudos.
Bienaventurados los veladores, las teiboleras y los taxistas del turno nocturno. Bienaventurados aquellos que ya están 7 metros bajo tierra, bienaventurado también Batman y todo aquél que no tiene que sufrir los estragos de los rayos del sol. Es el calor que ya chamuscó el cerebro dentro de mi cráneo, o quién sabe qué onda: 11:11, que el mundo entero se convierta en una pinche movie de Tim Burton y ya, en la sombrita por siempre… vampiros todos.
Pero si Bram Stoker reviviera quién sabe qué pensaría al darse cuenta de que los vampiros ahora aparecen como galanes en las pantallas de cine y manejan autos deportivos, que en los 90’s un luchador se trepaba al cuadrilátero a hacer payasada y media bajo el pseudónimo de “Vampiro Canadiense” y que ahora existe algo llamado Facebook donde cualquier insolente se autobautiza como “Vlad Nosferatu Infernalis”, aunque su nombre real sea Juan Jiménez.
El mito del vampiro de antaño totalmente caricaturizado, rebajado, abaratado, pisoteado. Nada que ver con aquélla escabrosa y ojerosa figura de aliento fétido, uñas largas y piel seca. Bienvenido al siglo XXI. Por más resistencia que yo ponga, las cosas cambian y ni modo.
Caigo en cuenta de que, a pesar de todo esto, aún quedan algunas tenues pinceladas del viejo vampirismo en nuestro día a día. Porque tan vampiro es aquél ebrio aferrado que no para la parranda hasta que ve que el astro rey ya asomó el copete como aquélla cougar que succiona (literalmente) vida del cuerpo de su joven amante. Vampiro es también el chavo-ruco que googlea las listas de popularidad con los hits del momento, evitando así convertirse en polvo y morir escuchando a los Enanitos Verdes y Los Hombres G por toda la eternidad.
Acelero el paso mientras mi cara toma un tono rojizo. Seguramente mañana se despellejará y dos días más tarde volverá a tomar su habitual bronceado de funeraria. Me resigno entonces a ir a la cama noche tras noche viviendo en un mundo en el que el euro y el dólar le escupen al peso en la cara, se nos está acabando el agua, hay crisis ecológica/ambiental y, no conforme con eso, los vampiros aparecen sonrientes hasta en las envolturas de los chicles.