25 de
abril de 2014, Plaza de Fundadores.
Ha pasado exactamente una década
desde el lanzamiento de aquél experimento llamado “Tocar el Cielo”. La banda
cumple 10 años de vida, mismos en los que se ha estirado y aflojado, ha mutado,
evolucionado... explorado.
En la tarima Nicotina se encarga de
abrir la noche, en el backstage Dellag Duffers se prepara para subir y dejar el
escenario listo para que se cristalice el trabajo de años.
La Plaza comienza a nutrirse de
cabezas de todos tipos, algunas bastante familiares, de esas que vienen
acompañando la peregrinación desde los años de Karma/Naguales. Otras muy
nuevas, de edad que generacionalmente se antoja imposible que puedan
identificarse con el sonido de la banda.
Uno a uno van cubriendo la
explanada, desde el escenario la lluvia no permite distinguir la última hilera
de personas que queda al fondo. La banda atraviesa por una muda de piel más.
Marco Pérez justo acaba de colgarse el bajo y se integra definitivamente al
equipo. Por ahora sólo acompaña a David y a Daniel, es la primera vez que el
grupo se encarna en un trío.
Llega el momento de subir, se apagan las
luces y por primera vez el material de “De Vida o Muerte” llega en directo a
los oídos del público. La banda, siendo fiel a su naturaleza de taller creativo
abierto, se apoya en Tonio Ruíz, Sergio Aguilar, Fer Charó, Gus Santana, Daniel
Villareal, David Rojero y Patrick Dibildox.
Se cierra un ciclo, fueron años de
planeación y lluvias de ideas, de búsqueda y de preparar el terreno para llegar
a este momento. Quedan nublados en la memoria los lejanos 90’s de aquellos
míticos Naguales que pisaron Europa y que al paso de los años trazaron el
camino para que David Juárez comenzara con la historia, que aún se escribe día
a día, de este proyecto que se llama Los Shamanes.
Todas las luces apagadas, la
percusión hipnótica de “Ollín” rebota en las paredes de los edificios que
rodean la Plaza. La oscuridad es interrumpida parcialmente por algunas
pantallas de celulares encendidas y flashes
intermitentes. Es un minuto de plastilina, se estira y parece durar una
eternidad.
La guitarra de Fernando Charó
cercena el silencio y “Despierto y Sediento” llega por primera vez a oídos de los que tal vez no habían nacido
aún cuando “Tocar el Cielo”, álbum debut de Shamanes, fue grabado.
Fue en 2003 cuando David Juárez
decide tomar un nuevo camino, después de pertenecer a Naguales, proyecto que
abrió muchas puertas para las próximas generaciones de bandas de rock. Se lanza el primer material discográfico de
Shamanes bajo la producción de Abraham Juárez, hermano de David y baterista de
Naguales. Colabora él mismo grabando las baterías, percusiones y armónica en el
disco.
La lista de colaboradores que
plasmaron su música en la grabación del primer disco es enorme. Emmerson y Ram Irurzo,
Hugo Noyola, Martín Tejeda, Geras Miramontes y Fer Charó, el mismo que una
década más tarde está plantado en el escenario a cargo de la guitarra.
Una vez más la lluvia comienza a
caer sobre la gente que espera escuchar el nuevo material de la banda. Llega el
turno en el setlist de “Con Este Miedo de Mi”, canción que por fin ve la luz
después de estar en el cajón durante años. Se trata de un tema cuya letra
trabajó David Juárez, y no fue hasta el 2011, con Aarón Robledo en la guitarra, Juan Yáñez en el bajo y Daniel Tristán en la batería, que se concretó la idea musical. Sube Toy, de
Agente 33, al escenario y acompaña a Shamanes con el rap que levanta la mano y
se perfila como himno de aquellos que son señalados por la sociedad.
Para cuando comienzan las primeras
notas de “Cicatrices” es cada vez más el número de escuchas frente al
escenario. Probablemente sea el tema más emblemático del grupo, mismo que fue
tocado en vivo por primera vez en el 2004, teniendo como alineación a los
Cossío. Meses más tarde nuevos músicos encarnarían a Shamanes. Gerardo Sánchez,
Beto Báez e Isaac, quién sería remplazado por Juan Viveros en el 2005.
“Cicatrices” vibra al unísono en las gargantas del público. Fer Charó enciende
un cigarro más para ceder la guitarra a Gus Santana, ex guitarrista de Ángeles
del Infierno y 3er Acto, productor también del nuevo disco de Shamanes. Daniel
Tristán cede la batería a Lalo Carrillo de Ágora.
En el camino se conoce a los amigos.
Han sido muchos kilómetros recorridos, días de ir y venir. Parece muy lejano el
año 2012, mismo en que se lanzó el homenaje al rock mexicano “Por Los Buenos
Tiempos”, material que cruzó los caminos de Gus Santana con David Juárez al
grabar “Dímelo”, tema original de la banda Isis. Esta mancuerna desembocó en la
producción de “De Vida o Muerte”.
Lalo choca las baquetas para marcar
el tiempo del tema homónimo del disco y las luces penetran las pupilas de los
que agitan sus puños en el aire. La primera vez que “De Vida o Muerte” fue
tocada en vivo fue en el 2011, durante la presentación de Shamanes junto a Mago
de Oz en la Plaza de Toros Fermín Rivera. La guitarra de Gus Santana hace
vibrar la Plaza, sigue entonces “La Tierra Está Llorando”, “Mirando Mis Pasos”
y “Lady Moon”, tema que había aparecido ya en un EP grabado por la banda
durante el 2007 y que fue reversionado para incluirse como power ballad del
nuevo álbum. El tema llegó a cientos de personas en aquella
emblemática presentación de Shamanes en los 20 años de Rockotitlán teniendo
como escenario el Zócalo de la Ciudad de México.
El ocaso del show trae consigo a
Sergio Aguilar que interpreta “Hora Cero” y Extinción”. No es la primera vez que Shamanes pisa el
mismo escenario que él. Caen como ráfaga recuerdos de los shows compartidos con
Ágora y aquella presentación del 2011 junto a Maligno y Rata Blanca. El sube y
baja de acordes llega a su recta final cuando Daniel Villareal toma el bajo y
“Tibia Noche” es acompañada por la lluvia . El último en
desfilar sobre la tarima es Tonio Ruíz de Coda/QBO, mano que masterizó “De Vida
o Muerte” y que se encarga de tocar el solo de “Lento y Sin Freno”, primer
sencillo del álbum.
Otros nombres como Yolanda Bear,
Orlando Cardona, Alex Castillo, J.C. Guiza, Poncho Herrera, Alex Puente, Ana y
Beto Báez han abierto el camino para concretar el sueño de Shamanes. Está por
cerrarse un capítulo más que servirá como catapulta para muchos más que están
por escribirse.
David empuña el micrófono mientras
su garganta lanza los versos de “Morir Es Posible”. Un árbol sediento,
extendiendo raíces, buscando respuestas. Se integran Riko ocampo en la guitarra y Alex Villaseñor en los teclado para que Shamanes siga el camino de la
indagación, de la introspección y la exploración que le dará sentido a sus
próximos pasos.